¿Hasta cuándo la misma historia?
Durante los últimos años, muchas empresas vivieron la fiebre de la agilidad. Se abrían cargos exclusivos con nombres llamativos como Scrum Master , Agile Coach y otras variaciones que prometían modernidad. Se levantaron departamentos enteros dedicados a la transformación ágil, se realizaron inversiones masivas en consultorías y se adoptaron marcos de trabajo que ofrecían acelerar resultados y mejorar la colaboración. Esa fue la etapa en la que la agilidad existía como un movimiento visible, discutido e institucionalizado. Las organizaciones querían “ser ágiles” y enfocaron sus esfuerzos en lograrlo contratando roles y departamentos especializados que representaran ese cambio. La explosión de la burbuja En paralelo a esta ola, especialmente fuerte en la industria del software, miles de profesionales comenzaron a formarse en agilidad, impulsados por una oferta creciente de cursos y certificaciones. El mercado se saturó rápidamente. Muchas de esas formaciones eran superficiales o combina...